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Cómo Hablar por Ti Mismo (Y Ser Escuchado sin Sentirte Mal)

 

Cómo Hablar por Ti Mismo (Y Ser Escuchado sin Sentirte Mal)


Herramientas prácticas para expresar lo que piensas, defender tus ideas y mantener tu autenticidad

Hablar por uno mismo puede ser difícil. Ya sea por miedo a parecer demasiado exigente, quedar como conflictivo o simplemente no saber cómo decirlo. Adam Galinsky, psicólogo social, nos muestra que el problema no es solo qué decimos, sino cuándo, cómo y desde qué lugar lo hacemos.


Desde historias personales hasta investigaciones globales, su charla nos revela algo crucial: todos tenemos un “rango de comportamiento aceptable”, y expandir ese rango es la clave para hablar con firmeza sin perder la simpatía ni la conexión con los demás.


¿Por qué nos cuesta tanto alzar la voz?

Galinsky lo vivió en carne propia cuando, siendo padre primerizo, dudó en llamar al pediatra por temor a parecer exagerado. Resultado: su hijo estaba deshidratado. No hablar tuvo un costo.

Y también lo vivió cuando ayudó a su hermano gemelo a negociar, empujándolo a hacer una contraoferta tan agresiva que la empresa canceló el trato. En ese caso, hablar demasiado fuerte también tuvo un costo.

Estos dos extremos —quedarse callado o hablar de más— nos muestran la importancia de entender nuestro rango de comportamiento aceptable.


El poder define tu rango

Nuestro rango no es fijo. Se amplía o se reduce dependiendo de cuánto poder sentimos que tenemos. Ese poder puede venir de muchas fuentes:

  • Tener alternativas en una negociación.

  • Ser parte de la mayoría o la minoría.

  • Ser nuevo en un trabajo, país o relación.

El problema: El “doble castigo del bajo poder”

Si no hablas, nadie te nota.
Si hablas, te castigan.

Este fenómeno no afecta solo a mujeres —aunque el “doble vínculo de género” es un ejemplo claro—, sino a cualquier persona en una posición de baja autoridad o visibilidad.


Cómo expandir tu rango y hablar sin miedo: 6 herramientas clave

1. Habla por otros para encontrar tu voz

Cuando defendemos a alguien más, descubrimos una versión más valiente de nosotros mismos. A esto se le llama el efecto mamá osa. Si no puedes hablar por ti aún, empieza por defender a otros.

2. Toma la perspectiva del otro

Ver el mundo desde los ojos de la otra persona reduce la resistencia y te permite ser firme y amable a la vez. Una gerente bancaria logró evitar un robo simplemente al hacer esto: entendió que el ladrón no quería robar, sino ayudar a su amigo.

3. Ofrece opciones, no imposiciones

En lugar de exigir algo, propón alternativas. Esto baja la defensa de la otra persona y aumenta tus posibilidades de éxito. Funciona con jefes, clientes… ¡y hasta con niños pequeños!

4. Pide consejo (estrategia oculta de poder)

Pedir consejo a alguien —incluso sobre tus propios logros— te hace ver competente y agradable. Es la forma perfecta de autopromoción sin parecer arrogante.

5. Hazte experto en algo (y muéstralo con pasión)

Cuando sabes de un tema y lo expresas con pasión, las personas te escuchan y te respetan más. La pasión abre puertas que los títulos solos no abren.

6. Busca aliados

Tener personas que te apoyan en una reunión o grupo te da confianza. Nunca subestimes el poder del respaldo social.


Tu rol no es tu límite: réescribelo

Galinsky cierra con un mensaje poderoso inspirado por su padre: todos jugamos roles en la vida, pero esos roles no son cárceles. Podemos ampliarlos, transformarlos y enriquecerlos con intención.

Sé una mamá osa y un aprendiz humilde.
Ten evidencia fuerte y aliados sólidos.
Usa tu pasión como megáfono.
Y sobre todo: recuerda que tu voz importa.


Referencia:

Galinsky, A. (2016). How to speak up for yourself. TED. https://www.ted.com/talks/adam_galinsky_how_to_speak_up_for_yourself


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