No es solo el dinero: descubrimientos que cambian cómo vemos la motivación
¿Alguna vez te has sentido frustrado porque tu esfuerzo en el trabajo fue ignorado? ¿O te diste cuenta de que amaste un proyecto simplemente porque te involucraste a fondo en él, aunque no fuera perfecto? El economista conductual Dan Ariely nos revela que lo que realmente nos impulsa no es el dinero, sino el significado que encontramos en lo que hacemos.
La falsa creencia del "trabajo por dinero"
Muchos piensan que los trabajadores funcionan como ratas en un laberinto: sigue el queso (o el bono), y correrán. Pero la realidad es mucho más compleja. De hecho, personas como los alpinistas enfrentan condiciones extremas, sufren frío, hambre y fatiga, y aun así... ¡vuelven a escalar! ¿Por qué? Porque no lo hacen por comodidad, sino por propósito, desafío y logro personal.
El experimento de los Legos: construir con propósito... o sin él
Dan Ariely y su equipo realizaron un experimento simple pero revelador con figuras de Lego:
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A un grupo se le permitió construir y ver cómo sus creaciones eran cuidadosamente guardadas.
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A otro, se le destruían los Legos en su cara, mientras construían otros nuevos.
¿El resultado? Los primeros construyeron más figuras, disfrutaron más la tarea, incluso sabiendo que serían desmontadas después. El otro grupo, en cambio, se desmotivó rápidamente.
Conclusión: incluso una pequeña dosis de significado cambia por completo nuestra actitud hacia el trabajo.
El efecto devastador de ser ignorados
En otro experimento, algunas personas entregaban hojas con tareas completadas. Unas eran revisadas con un simple “ajá”, otras eran completamente ignoradas, y otras destruidas.
Sorpresivamente, ser ignorado fue casi tan desmotivador como ver su trabajo triturado.
Lección poderosa:
Reconocer el esfuerzo, aunque sea mínimamente, puede marcar la diferencia entre una persona comprometida y una completamente desmotivada.
El “efecto IKEA” y el valor del esfuerzo
¿Has notado que valoras más un mueble que tú mismo armaste, aunque no sea el más estético? Eso es el efecto IKEA. Al igual que con las mezclas para pasteles de los años 40 (que fueron mejor aceptadas cuando requerían agregar huevos y leche), nos sentimos más conectados con aquello en lo que invertimos esfuerzo.
Ariely probó esto con origamis. Las personas que los construyeron valoraban cinco veces más sus propias creaciones que quienes solo los observaban. ¡Incluso pensaban que los demás los amarían igual!
¿Qué pasa con el trabajo intelectual?
En la era industrial, la eficiencia era la clave. Pero hoy vivimos en una economía del conocimiento. Nuestro compromiso con el trabajo depende de cuánto lo sentimos nuestro, de si podemos verlo como algo significativo.
Necesitamos más que salario:
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Propósito
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Reconocimiento
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Creatividad
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Propiedad del proceso
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Orgullo por el resultado
¿Qué podemos aprender para nuestra vida y trabajo?
Ariely concluye que pequeñas acciones como agradecer, reconocer un esfuerzo o permitir que alguien deje su huella en un proyecto, pueden aumentar la productividad y, más importante aún, la felicidad.
Referencia:
Ariely, D. (2013). What makes us feel good about our work. TED. https://www.ted.com/talks/dan_ariely_what_makes_us_feel_good_about_our_work
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